lunes, 16 de mayo de 2011

La Leyenda

Te contaré una historia, joven.

Una historia que hoy en día no muchos conocen, y menos aún, creen todavía en ella.

Se dice, que largo tiempo atrás, hubo un mundo, donde convivían diferentes criaturas, razas ya olvidadas por el humano: Elfos, Hadas, Duendes, Barbaros e incluso Dragones, de todos las formas y colores que puedas imaginar.

Cientos de razas vivían y luchaban, alianzas y guerras llenas de magia y espadas.
Grandes batallas se libraban entre guerreros y magos luchando por obtener el honor y la gloria de ser los más poderosos.

Los Elfos, altos, elegantes, con una inteligencia y vida muy superior a la de los humanos, en su mayoría eran magos, pero también estaban entrenados en el arte del combate con espadas, arcos y flechas.

Se dividían en diferentes territorios, según su raza. La mayoría de ellas vivían en bosques, apartados del resto, pero sobretodo, no les gustaba mezclarse con los humanos, tan influenciables y contaminados por la maldad de sus corazones.
Otros, sin embargo, preferían la vida de ciudad, les resultaba interesante la tecnología y las diferentes culturas que se pueden encontrar allí.

Las hadas, sin embargo, sólo podían vivir en bosques y lugares rodeados de vegetación, puesto que sin la pureza de esta acabarían perdiendo su fuerza y marchitaría su vida.
Eran conocidas como las Hijas de la Naturaleza, puesto que podían hablar con las plantas y tenían poder sobre toda vegetación.

Los duendes eran, en cambio, libres de elegir el tipo de vida que deseasen puesto que no dependían de ningún lugar para poder vivir. Habían de los que vivían en bosques, en montañas, en ciudades, en minas...
Podías encontrar desde duendes del bosque, hasta pequeños comerciantes en ciudades, hábiles mineros o duendes de montaña que podían hacer un poco de todo.


Los Barbaros sólo podías encontrarlos en grandes minas, viviendo en sociedad apartados del mundo, o en ciudades. Eran los maestros de la herrería, su raza era la más hábil cuando se trataba de asuntos tanto de espadas como de cualquier tipo de armadura o escudo, pues eran unos guerreros innatos, amaban el combate y poseían una fuerza igual a la de los Orcos. Eran toscos y bestias, no eran amigos de la naturaleza, y mucho menos, de la magia.
Aún con todo,  se decía que tenían secretos que podrían desequilibrar el orden de las razas.

También había humanos, los cuales poblaban la mayor parte del mundo. Su longitud de vida, sin embargo, era mucho más corta que el resto de las razas. En cambio, tenían una habilidad increíble para adaptarse a cualquier tipo y estilo de vida, podías encontrarlos en bosques, ciudades, minas, montañas y llanuras. Los había magos, guerreros, druidas, hechiceros, mercenarios e incluso comerciantes de toda clase.

Pero no solo habían razas humanoides, también había Dragones, Orcos, Grifos, Unicornios...
Había tantas razas que era imposible contarlas con las dos manos, vivían en el mar y el aire, sobre tierra y bajo tierra. Todas tenían sus propias reglas y poderes, las había grandes y pequeñas, todas diferentes y únicas a su vez.

Aquel mundo era algo tan increíble que todos tenían siempre algo que hacer, todos tenían su lugar.
Era un mundo impresionante, lleno de magia en el aire, donde la honradez y la lealtad a sus ideales estaban a la orden del día.

Un mundo gobernado por todos y por nadie.

Hasta que un día, sucedió lo insucedible.

Poco a poco el humano fue tomando control del mundo.
El humano era de por si propenso a destruir, pues su corazón tendía hacia la maldad y el caos.
Declararon la guerra a todas las razas, tratando de gobernar el mundo.
Mas la Madre Naturaleza no podía permitir que el humano acabase por destruir el mundo y las razas, no podía permitir que el humano acabase con ese mundo. Así que no tuvo más remedio que hacer desaparecer al humano de aquel lugar tan màgico.
No los destruyó, pero si los separó del resto de las razas.

Se dice que todos seguimos en el mismo mundo, sólo que estamos separados por un plano paralelo.
Seguimos viviendo en la misma tierra que ellos, pero ambos planos han tomados rutas distintas.
Uno continuó en harmonía después de desaparecer el humano y el otro siguió un curso distinto, gobernado únicamente por este, llegando a ser lo que hoy en día conocemos como nuestro mundo, un mundo en el que la magia ha muerto y las diversas razas cayeron en el olvido con el tiempo, logrando así que el humano gobernara todo lo que tenía sin destruir el equilibrio.

Hoy, todo aquello se ha convertido en nada más que historias fantásticas y cuentos para niños.
Sin embargo, aún hay humanos, que a pesar de la fuerte influencia en el mundo de su sociedad, son capaces de ver más allá, son capaces de entrever a través de los mundos, capaces de sentir la magia y la Madre Naturaleza.
Para heredar este don es necesaria una única condición, y es creer en la magia, en las criaturas, y en ese mundo...
Esas personas, ésos que de algún modo  heredan la fuerza y el poder para percibir algo, más allá de su mundo, esos son los que algún día, llevaran de nuevo a la raza humana al mundo que les pertenece, al mundo de todos y de nadie.

Se cuenta también, que todo sucederá gracias a la unión de una Maga y un Dragón.